Situaos, plis: joven reportera llenando como puede minutos de noticias televisadas que requieren el justo nivel de sencillez para una audiencia cada vez más abotargada. Se habla en este caso de la sequía, pero no en plan tremebundo, sino de las consecuencias que tiene para el ocio de los ciudadanos. En las playas de (creo que era) Cataluña, a causa de los cortes de agua, se ha dado la orden de cerrar las duchas. Con lo cual, dice la reportera con tono chispeante, no habrá manera de librarse de «la molestosa arena de los pies».
Y yo que escuchaba con una oreja hasta ese momento, erguí ambas inmediatamente.
La molestosa arena de los pies.
Cosas del directo, pensé después. Mucho, mucho después, cuando se me pasó el susto. La chica estaría seguramente nerviosa, o se le olvidaría lo que tenía pensado decir, o se le trabaría la lengua y mezclaría dos palabras, ¿quizá molesta con, um… engorrosa? ¿Asquerosa? ¿Arenosa? Yo qué sé. Pregúntenle a ella. Pero la molestosa arena de los pies es apenas un eslabón en una larga, larga cadena de atentados al idioma (muchos de los cuales no son por despiste) con que nos regala la prensa escrita, hablada y televisada todos los días del año. El puesto décimocatorce es una de las últimas. Decir que Mendel descubrió la doble hélice es otra, gramaticalmente correcta pero tan zopenca en su concepto que cuesta creer que fuera dicha, pero fuélo. ¿Son estos defectillos de forma el agua blanca que delata los arrecifes de los defectazos del fondo? Una quiere pensar que no. Pero se encuentra pensando que sí. Y el que esté libre de gazapos que tire la primera hache, pero francamente, verlo en profesionales de la palabra resulta, como mínimo, pelín deprimente.
P.D. Había un gazapo en esta erntrada. Pero lo he encontrado antes de publicarla, lo cual nos ha robado una oportunidad de pasarlo bien y disfrutar de la ironía. Así que, en esta postdata, os dejo otro. De nada.
¿Lo opuesto a salida?
PS. Haces bien en advertirnos de la errata en la nota escrita inmediatamente después de acabar de redactar el texto y no en esperar a escribir esa nota mañana.
Es que os voy conociendo ya, que sois una panda lobossss…
Y sin embargooooo….
http://rae2.es/molestoso
«molestoso, sa.
1. adj. And. y Am. Que causa molestia.»
O:)
(que conste que estoy totalmente de acuerdo con la entrada, pero no podía dejar escapar la ocasión… efectivamente, somos unos lobos :D)
Correcto, Eleder. Ya digo, quizá se le escapara una mezcla de términos, o hubiera algún ligue extraño con el catalán. Pero no creo que estuviera usando, a sabiendas, el término sudamericano. Como tampoco creo que el quidam que dijo lo del puesto decimocatorce estuviera acuñando un neologismo.
XD No, no. Yo en mi trabajo voy recogiendo términos que usan los consultores, y algunos son verdaderamente tremebundos, como cuando me dijeron «vamos a agendar un ejemplificante» XD
Y en mi empresa me chillan por confundir «climatología» con «clima» 🙁 😀
¿A agendar un quéee? ¡Juasjuasjuasjuas! Esa es muy buena, me la apunto.
Si reúno suficientes de estas perlas, puede que salga una entrada completa hecha con ellas…
Lo de molestosa es sin duda una sobredosis de capítulos de Maxwell Smart. «Si tan sólo hubiera usado sus conosimientos para el bien en lugar de para el Mal…»
Daurmith, no es lo mismo una errata que un uso incorrecto del idioma. Lo de la locutora de la arena «molestosa» es una mala utilización de su instrumento de trabajo. Una errata es simplemente un error al teclear o al escribir, como esta perla que me han notificado hoy: una providencia en la que el Juez manda empalar al demandado. Hay demandados que se lo merecen, desde luego, pero en la mayoría de los casos basta con emplazarlos. 😉
Lo de molestosos salía en el oso Yogui. Naturalmente con rima «oh, ya está aquí ese oso molestoso».