Hace un frío que te descascarillas esta noche. Los coches están cubiertos de una capa gris y chispeante de escarcha, y cuando intentas abrir la puerta, primero no puedes, y luego casi te caes cuando el hielo cede con un cronch. Menos mal que mirando este cuadro me entra calorcito.
¿Y qué hago yo yendo al laboratorio a las diez y media de la noche, me preguntáis? Pues buena pregunta. El tontaina, imagino. Total, era ir para dos minutos de nada, pero al volver, tras haber puesto los cultivos al fresco, se siente una muy bien, con la satisfacción del deber cumplido y todas esas cosas. Pero que conste que he mirado al cielo y el Universo no es azul turquesa pálido: es negro, con estrellas. Menos algunos trocitos, que son de otros colores.
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