La polisemia, ahí donde la ven, es una de las cosas que más líos ocasiona. Quién lo iba a decir, ¿eh? Que algo tan inocuamente definido como «pluralidad de significados de una palabra o de cualquier signo lingüístico» nos meta en tantos fregados.
¿Que no? No ni poco. La palabra fregados, sin ir más lejos; al leer la frase de antes no creo que nadie pensara que la polisemia nos meta en la acción y efecto de fregar o (en América) alguien lea en la frase que nos mete en algo exigente o severo. Del mismo modo, si alguien dice Vamos a comer un bocado, se entiende que se habla de una porción de comida, y no, por poner un ejemplo, que vamos a zamparnos un plato de la parte del freno que entra en la boca de las caballerías, ni una estaca pequeña de retama que se pone en la boca a las reses lanares para que babeen. Vamos, espero. O es que vivís todos en un mundo mucho más extraño que el mío y tenéis estómagos de cabra.
Hay polisemia por todas partes porque hay jergas especializadas que usan palabras con un sentido diferente al que el común de los mortales le da, le damos, habitualmente. Por ejemplo, luz, palabra cotidiana donde las haya, que designa también el área interor de la sección transversal de un tubo, y que médicos, biólogos, e imagino que fontaneros, usan con alegre abandono, ocasionando cierta confusión en los profanos. No es el único ejemplo. El codo es una articulación o una medida de longitud. El gavilán es, a elegir, una rapaz pequeña, un rasgo que se hace al final de algunas letras, partes de la guarnición de una espada, la flor del cardo, o una composición musical. Cosa que, por cierto, también es una ensalada. Y una estampida.
Es decir, que según hables con un músico, un botánico, un espadero, un calígrafo o un ornitólogo, la palabra «gavilán» les va a llevar a imágenes mentales totalmente distintas. El que a nosotros, al vecino, o a nuestra prima de Cuenca, le sugiera principalmente el pájaro (y desde las novelas de Alatriste, probablemente también la guarda de la espada), no quiere decir que la palabra no pueda aplicarse a otros conceptos totalmente distintos.
A veces opuestos, fíjense. Por ejemplo, lívido, que significa una cosa y su contraria, vean el DRAE:

lívido, da.
(Del lat. livi(dus).
1. adj. amoratado.
2. adj. Intensamente pálido.

¿Otro ejemplo? Vale. A ver este:
Teoría.
Si no se es muy consciente de que hay palabras que significan cosas diferentes (a veces muy diferentes, como acabamos de ver), se corre el riesgo de oír, no sé, por poner un ejemplo al azar, «Teoría de la Evolución», y traducir mentalmente usando la primera acepción que el DRAE le da a la palabra «teoría» (conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación). Lo cual puede dar lugar a decir cosas como que la evolución es «sólo» una teoría, con lo cual se quiere decir la siguiente burrada:
«La evolución es sólo un conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación»
Lo cual es, insisto, una burrada tan grande como asumir que irse a comer un bocado es irse a comer un cacho de metal que entra en la boca de los caballos.
Cada palabra tiene un campo semántico, y la palabra teoría, cuando va pegadita a la palabra evolución, tiene este otro campo semántico según el DRAE: «Hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a parte muy importante de ella».
¿Por qué la tercera acepción y no la primera? ¿Porque a mí me da la gana? No. Porque gavilán es una cosa cuando hablamos con un calígrafo y otra cuando hablamos con un ornitólogo. Porque la teoría de la evolución pertenece al campo de la biología, y en el campo de la biología se usa la palabra teoría en su tercera acepción.
En biología, y en cualquier otra ciencia, «teoría» hace referencia a un corpus de conocimiento bien comprobado experimentalmente, con posibilidad de ser falsado, con un montón de otras cosas muy epistemológicas y popperianas en las que no pienso entrar. No es una cosa que se nos ocurre de repente, como el FSM, y que decimos que es así porque es así, y tralará. No. Mil veces no.
Así que ya sabéis: la polisemia es muy importante. Tened por seguro que si llega alguien y os dice «la evolución es sólo una teoría», en plan «no hay que hacerle mucho caso, no tiene solidez», no sabe lo que es la evolución, tampoco sabe lo que es una teoría, y no tiene ni idea de lo que habla. Pero es que ni idea. E invitadle de inmediato a comer un bocado. De los de metal. Probablemente tampoco notará la diferencia.