Una de las cosas que más me gustaron de «El Señor de los Anillos» (el libro, no la peli), es la manera en que canciones, poemas y leyendas se entretejen con la historia principal, dejándote atisbar el resto del complejísimo mundo creado (subcreado, que le disen) por Tolkien. Todas las sociedades Tolkien del mundo han intentado escuchar esa música que emana del libro, el eco de la creación del mundo (el hecho de que el universo naciera de la música me parece una historia preciosa). Todos nos hemos preguntado con qué cadencias la voz clara de los elfos cantaba Gilthoniel! A Elbereth! y todos, mejor o peor, hemos querido cantar como ellos, romper a cantar en medio de una conversación, sencillamente porque nos apetece.

Y rvr, que se fija mucho y que me ha notado algo alteradilla por el sarpullido fundamentalista que, lenta pero inexorablemente, está rezumando por las costuras de la sociedad estadounidense, me ha alegrado el día dedicándome una canción. Gracias, majo.