Sí que estoy, que conste. Y estoy viva. Pero es que ya he vuelto de Corvalis y estoy en un período de ligera vorágine, y claro, las prioridades están todas al revés. Lo importante, que es esto y leer tebeos y tal, está dejado de lado.
La vida reanudará pronto su ritmo habitual y Valencia se adaptará de nuevo a mi cuerpo serrano, no haya pánico. Si es que lo hay. Entre bastidores se preparan relatos de las últimas batallitas y cotilleos varios.
Silenciosa puede, pero inactiva, jamás.